El mayor fracaso automotriz. El auto que prometía ser un éxito, pero casi hunde a su creador: la historia del Ford EdselPor Constanza Bengochea
A mediados del siglo pasado, la industria automotriz alcanzó su época dorada, un apogeo donde la innovación y el glamour transformaron a los automóviles en mucho más que simples máquinas de transporte: se convirtieron en símbolos de estatus, estilo y ambición. Fue una era de esplendor donde nacieron auténticas leyendas sobre ruedas. El Chevrolet Corvette, el primer deportivo estadounidense, irrumpió como un héroe épico, cargado de elegancia y audacia, mientras el Cadillac Serie 62 se alzaba como un manifiesto rodante de opulencia, un monumento al lujo. Y en un gesto casi irónico del destino, el humilde Volkswagen Beetle conquistó el mundo con su sencillez, demostrando que la verdadera grandeza no siempre se mide en tamaño ni en extravagancia. Al otro lado del planeta, en Japón, marcas como Toyota y Honda comenzaban a escribir su propia historia. Silenciosas pero decididas, sentaban las bases para un futuro donde se erigirían como titanes globales, redefiniendo las reglas del juego.